Zonas excavadas durante las diferentes campañas

Distribución del registro durante las diferentes campañas | Record distribution during the different campaigns

ANÁLISIS ESPACIAL

El análisis del contexto y de las relaciones de los diferentes elementos del registro material nos va a permitir estudiar el castro desde otras perspectivas. En general, los análisis espaciales permiten deducir las diferentes funcionalidades de cada área de los yacimientos. También nos permiten establecer qué estructuras están relacionadas entre sí, formando lo que se conoce como unidades de ocupación. Normalmente una unidad de ocupación se compone de varias estructuras y del espacio que existe entre ellas, aunque pueden existir
unidades compuestas de una sola estructura. El espacio que existe entre estas estructuras es donde se suelen llevar a cabo las labores cotidianas necesarias para el mantenimiento de una familia y es donde suelen aparecer los molinos circulares y otras herramientas propias del trabajo, en este caso y momento, femenino.

Fue durante la Segunda Edad del Hierro cuando se inició este fenómeno social en la zona. La Segunda Edad del Hierro está marcada por la tensión entre la tradicional identidad comunal, o de poblado, y la familiar. Un fiel reflejo de esta tensión y que es uno de los rasgos arquitectónicos del extremo occidental cantábrico, tanto en la costa (Coaña, Mohías) como en el interior (San Chuis), es que se comienzan a establecer como privados ciertos espacios que con anterioridad eran de uso semipúblico, pasando a ser de uso exclusivo de una sola familia conformando unidades de ocupación que reúnen varias estructuras y su espacio intermedio (Marín Suárez 2007: 152-157; Marín Suárez 2011a: 444-446).

Es importante señalar que si solo hacemos referencia a las unidades de la Fase II, el barrio alto debería quedar al margen puesto que fue totalmente reformado en época romana. Sin embargo, podemos hacer extensivo el sistema de unidades a esta parte del castro teniendo presente que estas se conformarían en la fase III y no en la II.
Por lo tanto, teniendo en cuenta todo esto, la forma y disposición de las estructuras de San Chuis y la dispersión de los elementos del registro, hemos podido reconocer las unidades de ocupación que hemos señalado en la imagen (Figura 1).

 Hemos considerado tanto el hecho de que aparezcan ciertos materiales líticos (molinos o fusayolas), como el que las viviendas enfrenten su puertas entre si facilitando la visibilidad y la circulación entre las mismas.

En este sentido las estructuras 3, 4 y 5A-B podrían considerarse una unidad de ocupación (UO-1) compuesta por una estructura con hogar (3) y una aparentemente sin hogar y con banco corrido (4) que tienen sus puertas de entrada enfrentadas. Esta unidad fue muy bien estudiada por Marín Suárez en 2007 cuando analizó los materiales de las primeras campañas del castro, 1962 y 1963 (Marín Suárez 2007).

El molino circular corroboraría un lugar de trabajo femenino en el patio ubicado entre ambas (Figura 195). Junto a ellas la estructura 5B que debe interpretarse como la base de un posible granero tipo cabazo, como también parece indicarlo la alta concentración de contenedores cerámicos de esta zona. El muro curvo 5A se interpreta como una zona de trabajo, quizás artesanal, que podría estar representado por la fusayola, aneja a este granero. Desconocemos qué posible función pudieron tener los dos alineamientos de grandes piedras sin trabajar de la parte occidental de 5B.

Las estructuras 2 y 11 y las amortizadas por 6 pudieron haber constituido otra unidad de ocupación (UO-2). En cualquier caso ahora es muy difícil establecerlo con seguridad puesto que la Estructura 6 cambiaría completamente tanto la fisionomía de la zona como su uso: podría ser una torre de vigilancia o como ya hemos comentado un posible almacén, granero u hórreo o cabazo. En cualquier caso aparece un molino en el interior de la estructura cuadrangular. Por lo que se refiere a la UO-3 formada por la Estructura 9, de la que ya hemos hablado, la unidad de ocupación se integra uniendo dos casas con el muro. Así, lo que se hizo en este caso fue privatizar con muros un espacio que en el resto de unidades de ocupación era semipúblico. Además se pone un umbral decorado y es precisamente en esta estructura donde aparece una de las pocas esculturas de cabeza cortada de esta zona occidental cantábrica. Además, como nos demuestra la distribución del material lítico, existe una concentración de dicho material frente al acceso de la unidad que la diferencia aún más del resto de unidades del barrio bajo.

Las grandes cabañas comunales de la fase I y los rituales guerreros que se le asocian en el vecino valle del Navia nos están revelando unas prácticas sociales caracterizadas por el etos igualitario y por el sentido de comunidad aldeana, pero en donde está apareciendo con fuerza un nuevo etos guerrero, materializado en esos rituales y en las propias defensas de los poblados, que comienza a romper la isonomía heredada de la Edad del Bronce. El paso a la Segunda Edad del Hierro (Fase II) supuso el comienzo del fin del igualitarismo dentro de cada poblado. Las murallas monumentales que ahora delimitan a los castros seguramente debieron seguir ratificando cotidianamente el sentido de comunidad aldeana, pero esta comunidad ahora cuenta con mayor número de miembros –en la Fase II se amplían la mayoría de los castros y se fundan muchos castros de nueva planta– y además aquella se distribuye en unidades de ocupación claramente definidas y entre las que empieza a ver diferencias formales y de tamaño, así como privatizaciones de espacios (Marín Suárez 2011a: 442-449).

No nos hemos atrevido a llamar unidad de ocupación a la Estructura 12. Es también la suma de dos estructuras, una indígena circular y otra ya romana que se une a esta en lo que fue su antigua entrada, pero su funcionalidad se desconoce. Mencionar que la estructura circular, además de tener el suelo enlosado y el hogar central, presenta una especie de repisa de sillarejo de pizarra adosada al muro, un banco semicircular sobre el enlosado entre el hogar y la repisa de sillarejo y una piedra de cazoleta enterrada a ras del enlosado en el N de la citada habitación. No es la única: aparece otra dentro de la estructura rectangular y fuera de ella, junto al muro norte, otra, si bien ambas de menor tamaño. Desconocemos la zona de acceso posterior a la unión de ambas estructuras, probablemente el acceso estuviera en altura, en la fachada sur por medio de una escalera en material perecedero. Seguramente tendría un uso ritual o religioso, con una zona interior donde se sitúa el hogar como centro neurálgico. Los materiales encontrados no nos han proporcionado más indicios al respecto. Aparecen fragmentos de TSH pero muy deteriorados, de CTO común romana muy fragmentados y algunos de hierro sobre todo fragmentos de clavos.

Una zona bien excavada y aparentemente con una funcionalidad muy concreta es la que hemos señalado como zona industrial en su sentido productivo o artesanal, un lugar en el que se transforma o se obtiene un producto.  La distribución y la composición del registro material nos llevan a pensar en que fuese una zona  multiusos: de despiece de ganado bovino, de fundición en un momento determinado, incluso basurero dada la alta concentración de restos cerámicos existentes. Por otro lado, puede que también se llevaran a cabo otras actividades complementarias, puesto que también aparecen molinos y fusayolas. Probablemente una unidad familiar o varias residiesen en las habitaciones que se incluyen en la zona y por esto aparecen los instrumentos propios del trabajo femenino unidos a los demás. Es cierto que aparece material de hierro en esta zona y que los restos de las cuadrículas B-7 y B-8 son en buena parte escoria (7 fragmentos de escoria, frente a 7 registros de clavos muy fragmentados), pero no sabemos hasta qué punto esto nos permite decir que es una zona metalúrgica en exclusiva, o solo metalúrgica. Probablemente lo era todo a la vez. Al oeste de la estructura 8 que nosotros hemos incluido como parte de esta zona productiva, en la cuadrícula D-9, existe también una alta concentración de restos de piezas de hierro entre los que se incluyen muchos clavos, piezas de guarnicionería, placas de hierro algunas con restos de remaches, una varilla, es decir una buena parte de los restos de hierro que se restauraron. Esto nos ha hecho añadir esta habitación y su área circundante también en esta zona industrial. Destacar también la altísima densidad de restos cerámicos que existen en esta zona, sobre todo en las cuadrícula B-7 y C-7, que como hemos dicho nos hace pensar que también fuese un basurero. En definitiva, ha sido una zona muy utilizada.

Las unidades 4 y 5 que hemos señalado en el barrio alto evidentemente corresponden ya a una sociedad con una organización muy compleja, la romana, que no tiene nada que ver con la sociedad indígena a la que domina. Esta estructura, como ya dijimos, sigue el modelo militar tipo contubernium. En cuanto a las dos pequeñas unidades que permanecen al lado de estas, una de ellas, la Estructura 18 tiene un suelo de ocupación romano por lo que tuvo una ocupación romana ligada a la calle o corredor C antes de que lo tabicaran. Recordar que esta estructura fue de las primeras en construirse en el castro: comenzó su larga andadura en la primera Edad del Hierro con una estructura vegetal y huellas de poste, posteriormente durante la Segunda Edad del Hierro es petrificada si bien mantiene su forma circular y por último en la fase romana es rectangularizada. En cuanto al Estructura 17, suponemos que continuó siendo una vivienda indígena aunque desconocemos si tenía relación con alguna más puesto que su territorio circundante está sin excavar.

REFERENCIAS

Marín Suárez, C. y Jordá Pardo, J. F. (2007). Las cerámicas indígenas del castro de San Lluis (Allande, Asturias). En A. Fanjul Peraza (Ed.), Estudios varios de Arqueología castreña. A propósito de las excavaciones en los castros
de Teverga (Asturias)
: 135-152. Santander: I.E.P.A.

Marín Suárez, C. (2011). De nómadas a castreños: el primer milenio antes de la era en el sector centro-occidental de la Cordillera Cantábrica. Madrid: Tesis Doctoral, Universidad Complutense de Madrid.

Molina Salido, J (2018). From the Archaeological Record to Virtual Reconstruction The Application of Information Technologies at an Iron Age Fortified Settlement (San Chuis Hillfort, Allande, Asturias, Spain), Oxford: Archaeopress Publishing Ltd

SPATIAL ANALYSIS