Los resultados de los análisis de los carbones de San Chuis han proporcionado una imagen de la flora de Asturias durante la Edad del Hierro.

Estos análisis antracológicos han sido realizados por las Dras. E. Badal y Y. Carrión del Depto. de Prehistoria i Arqueología de la Universitat de Valencia.

La paleoflora identificada en San Chuis a partir del estudio antracológico es la siguiente: Quercus deciduous (roble), Corylus avellana (avellano) y Fabaceae (Leguminosas), Pinus nigra y/o sylvestris (pino salgareño-albar), Fraxinus cf. Excelsior (fresno), Rosaceae (familia de las rosas) y Salix sp. (Sauce), en los niveles indígenas. A estos se suman otros dos taxones procedentes de niveles romanos, Erica sp. (Brezo) Y Ficus carica (higuera). El material estudiado puede dividirse entre carbones de hogares domésticos y material de construcción utilizado en la techumbre de la torre. El la figura 1 vemos algunas imágenes realizadas con el Microscopio Electrónico de Barrido (SEM) de estos taxones.

1. Imágenes SEM (Microscopio electrónico de barrido) de algunos taxones encontrados en San Chuis. De Badal García, Carrión Marco y Jordá Pardo 2011: 128, Figura 2, modificado.

Los resultados están limitados porque las muestras fueron recogidas en una época en la que el trabajo arqueológico aún adolecía de una cierta sistemática, entre otras cosas en la recogida de muestras. Sin embargo, los resultados proporcionados por este pequeño número de muestras de carbón no dejan de ser muy interesantes.

La flora asociada con el asentamiento indígena indica que las características termo-climáticas entonces eran similares a las actuales en el área de estudio. Los mismos taxones de plantas conforman los bosques actuales de la región aunque los signos del impacto humano en la vegetación son mucho más intensos. La presencia de Pinus sylvestris y/o Pinus nigra indican unas condiciones más frías.

El Alto de la Espina (Salas, Oviedo), una turbera localizada a 650 m de altitud y cercana a San Chuis, ha proporcionado un diagrama de polen. Los resultados de los carbones del castro pueden ser comparados con la evidencia palinológica a fin de tener una mejor comprensión de la región. Según el diagrama de polen la vegetación durante la Edad del Hierro estaba dominada por Quercus sp. y Corylus avellana. El arbusto más abundante pertenece Erica (brezo), Calluna (brecina) y Cytisus (fabaceae) (López Merino 2009, Carrión García et al. 2012). Según López Merino, la evidencia del impacto humano en la vegetación puede verse en el incremento de las especies de matorral, polen de cereal y Plantago. La flora identificada en los niveles indígenas de San Chuis está en la misma línea que los resultados del polen. Por otra parte, en San Chuis se identificaron especímenes de Pinus sylvestris y/o nigra que podrían ser originarios de las zonas más frías de la región.

De la ocupación romana, solo se han analizado carbones procedentes de la construcción. Por consiguiente, no es posible hacer inferencias sobre la vegetación de la zona ya que el material está seleccionado intencionadamente para un uso específico. Sin embargo, se puede pensar que la madera para la construcción procedería de bosques locales y esto se ve confirmado por los análisis polínicos del Alto de la Espina, con una vegetación característica similar a la del periodo anterior, es decir, Quercus y Corylus avellana. La intensificación de la explotación minera durante la ocupación romana se puede detectar en el polen recogido con un incremento de Cerealia, Castanea sativa y Junglans (López Merino 2009; Carrión García et al. 2012).

Los restos de carbón de los niveles romanos proporcionaron información sobre la madera usada en la construcción y los criterios utilizados en su selección de acuerdo a su función prevista. Para los elementos estructurales utilizados para soportar las cargas pesadas fue utilizado el roble (Quercus sp. deciduous). Para la cubierta o para la estructura de adobe de los muros se utilizaron especies de matorral ya que este tipo proporciona ramitas del calibre adecuado. Es por esto que muchas ramas conservan corteza la mayoría poseen un diámetro estándar de (5-10 mm quemadas). Técnicas de construcción similares están documentadas en otros yacimientos como O Castelo (As Laias, Orense) o Noville (Mugardos, la Coruña) (Carrión Marco 2005). En cuanto a la época de tala, los resultados son similares en todos los yacimientos, con madera cosechada a lo largo de todo el año aunque preferentemente en primavera.
No ha sido posible observar las marcas del trabajo de la madera de la torre dado el alto grado de fragmentación de los carbones. La excepción son algunos postes o vigas de roble, en las que se pueden observar formas escuadradas hechas intencionadamente. Esta madera podría haber formado parte del muro o de la estructura de cubrición. El uso de roble en la arquitectura romana está documentado en la técnica de construcción del Opus craticium y en los muros de adobe o de tapial. Sin embargo no poseemos ninguna evidencia que indique que alguna de estas técnicas ha sido usada en la construcción de la torre.
Las ramas usadas en las estructuras de muros y cubierta no estaban preparadas de ninguna manera. La mayoría conservan corteza y probablemente solamente tenían un corte transversal dependiendo de la longitud deseada. En San Chuis la mayoría de las ramas fueron cortadas en primavera mientras que en otros yacimientos no está clara una tendencia hacia una estación u otra.
Vitruvio escribió que “las vigas deben ser recogidas entre en el inicio del otoño y el tiempo en que Favonius comienza a soplar” (primavera). Es posible que hubiera alguna planificación a la hora de aprovisionarse de madera para construcción y carpintería. La madera puede haber sido cortada a lo largo del año para secarla antes de ser usada en la construcción. Sin embargo, el predominio de ramas cortadas en primavera puede indicar que se necesitaran materiales flexibles y fáciles de doblar en la construcción.

The results of the analyzes of the San Chuis charcoals have provided an image of the flora of Asturias during the Iron Age.

Anthracological analysis have been performed by PhDrs E. Badal and Y. Carrión from the Department of Prehistory and Archaeology of the University of Valencia.

The following taxons were identified in the indigenous and Roman levels (Figure 132): Quercus sp. deciduous type (oak), Corylus avellana (hazel tree) and Fabaceae (legume undershrubs). Pinus nigra and/or P. sylvestris (black-Scotts pine), Fraxinus cf. excelsior (ash), Rosaceae (the rose family) and Salix sp. (willow) were also identified in the indigenous level. Another two taxons were present in the assemblage from the Roman level, Erica sp. (heather), and Ficus carica (fig tree).

The material studied can be divided between charcoals from the firewood burned in domestic fireplaces, and construction material used in the roof of the tower or Structure 6. In figure 1 we see some images made with the Scanning Electron Microscope (SEM) of these taxa.

The results are limited because the samples were collected at a time when the archaeological work still lacked a certain systematic, among other things, in the collection of samples. However, the results provided by this small number of samples are very interesting.

The flora associated with the indigenous settlement indicates that the thermo-climatic characteristics were then similar to the current ones in the study area. There are the same plant taxa in the current forests of the region although the signs of human impact on vegetation are much more intense. The presence of Pinus sylvestris and / or Pinus nigra indicate colder conditions.

El Alto de la Espina (Salas, Oviedo, Spain), a peat bog located at 650 m opf altitude and near San Chuis, has provided a pollen diagram. The results of the hillfort charcoals can be compared with the palynological evidence in order to have a better understanding of the region. According to the pollen diagram, the dominant vegetation during the Iron Age was Quercus sp. and Corylus avellana. The most abundant shrub was Erica (heather), Calluna (heath) and Cytisus (fabaceae) (López Merino 2009, Carrión García et al. 2012). According to Lopez Merino, evidence of human impact on vegetation can be seen in the increase of scrub species, cereal pollen and Plantago. The flora identified in the indigenous levels of San Chuis is in the same line as the results of pollen. On the other hand, specimens of Pinus sylvestris and / or nigra were identified in San Chuis that have their origin on the coldest areas of the region.

Of the Roman occupation, only charcoal from the timber used in construction has been analysed. Consequently, it is not possible to make inferences about the vegetation of the area since the material is intentionally selected for a specific use. However, it may be thought that wood for construction would come from local forests and this is confirmed by pollen analysis of the Alto de la Espina, with characteristic vegetation similar to that of the previous period, namely Quercus and Corylus avellana. The intensification of mining activity during Roman occupation can be detected in pollen collected with an increase of Cerealia, Castanea sativa and Junglans (López Merino 2009; Carrión García et al. 2012).

The charcoal remains of the Roman levels provided information on the wood used in the construction and the criteria used in its selection according to its intended function. For the structural elements used to support the heavy loads, as load beams, the oak (Quercus sp. deciduous) was used. For the roof or for the adobe structure of the walls scrub species were used since this type provides branches of the proper calibre. This is why most branches that retain bark have a diameter standard of 5-10 mm (burned). Similar construction techniques are documented in other sites such as O Castelo (As Laias, Orense) or Noville (Mugardos, La Coruña) (Carrión Marco 2005). As for the cutting season, the results are similar in all the sites, with wood collected throughout the year but preferably in spring.

It has not been possible to observe the work marks in the Structure 6 timber due to the high degree of fragmentation of the charcoals. The exception are some fragments of poles or oak beams, in which squared shapes made intentionally can be seen. This wood could have formed part of the wall or roofing structure. The use of oak in Roman architecture is documented in the construction technique of Opus craticium and in adobe or rammed earth walls. However, we have no evidence that any of these techniques have been used in the construction of this structure.

The branches used in the structures of walls and roof were not prepared in any way. Most retain bark and probably only had a cross-section depending on the desired length. In San Chuis most of the branches were cut in spring. Vitruvius wrote that ‘the beams should be collected between the beginning of autumn and the time when Favonius begins to blow’ (spring). It is possible that there was some planning when it comes to stock up on wood for construction and carpentry. The wood may have been cut throughout the year to dry it before being used in construction. However, the predominance of branches cut in spring may indicate that flexible and easily bendable materials are required in the construction.

REFERENCES

Badal García, E., Carrión Marco, Y. y Jordá Pardo, J. F. (2012). Charcoal analysis at the San Chuis Hillfort (Allande, Asturias, Spain). Saguntum: Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia, Extra 13, Wood and Charcoal. Evidence for human and natural History: 125-134.

López Merino, L. (2009). Paleoambiente y antropización en Asturias durante el Holoceno. Madrid: Memoria de Tesis Doctoral. Universidad Autónoma de Madrid, Facultad de Ciencias, departamento de Ecología.

Carrión García, J. S. et al. (2012). Paleoflora y Paleovegetación de la Península Ibérica e Islas Baleares: Plioceno-Cuaternario. Madrid: Ministerio de Economía y Competitividad.